La librería de Javier

Un punto de encuentro para los amantes de los libros

Mis críticas: Un matrimonio de provincias

Publicado por Javier El 22/05/2011 a las 7:08 Un Comentario


Un matrimonio in provincia
Traducción de Mercedes Corral y María Corral
Prólogo de Cristina Grande
Posfacio de Natalia Ginzburg
144 Páginas
17,50 €

Es difícil imaginar una juventud más monótona, más sórdida y más carente de toda alegría que la mía. Al evocarla al cabo de tantos y tantos años, vuelvo a sentir el inmenso tedio de aquella tranquilidad muerta que se prolongaba, se prolongaba inalterable, durante el largo período de tiempo que discurría entre los poquísimos acontecimientos familiares. (Pag. 13)

Con cada libro que cae en mis manos de la Editorial Contraseña tengo la seguridad de coger un texto que voy a devorar sin remisión y con una gran calidad literaria. Y «Un matrimonio de provincias» no lo es menos. Es un regalo en forma de rescate inesterado de un texto escrito por Marquesa Colombi allá por el año 1885 y que sigue vigente y fresco.

La trama de la obra no es sino la pérdida de la juventud de una joven llamada Denza esperando que llegue ese príncipe azul que le ponga un palacio a los pies. La acción transcurre en Novara, pequeño pueblo cercano a Milán a finales del siglo XIX, Denza suspira aliviada cuando le cuentan que un tipejo extremadamente gordo, pero con gran riqueza, ha puesto sus ojos en ella. Desde ese momento la pobre chica imagina su futuro, halagador y acomodaticio, a pesar de la nula dote que aportará la familia. Pero los años pasan y el caballero no se decide a pedir su mano. Ella ya nos es joven, pero sigue esperando…

La obra que tengo en mis manos es un fresco paisaje social de la vida en provincias a finales del siglo XIX y, sobre todo, un descriptivo cuadro sentimental de la situación de  la mujer por aquel entonces. El detallista inventario de enseres y muebles de la casa, los caracteres perfectamente perfilados de los personajes de la obra, las escenas en las que el padre les lee textos clásicos mientras andan kilómetros y kilómetros por los campos, las descripciones de la candidez e inocencia de Denza y su delicada y suave madurez, la claudicación ante la madrastra, recién madre, y para la que llega a ser verdadera cuidadora de su hermanastro -al que la segunda mujer de su padre piensa dejar todos los bienes-, el ambiente tedio, gris y aburrido del pueblo, en el que los años pasan sin acontecimientos relevantes… Todos estos aspectos, que podrían dar lugar a una obra irrelevante y tediosa,  están escritos con una magistralidad tal, y tan poco corriente, que convierten este texto en una pequeña obra maestra de la literatura. La novela, afincada en terrenos neorrealistas, entronca con ese cine italiano de los 50 y con «Calle Mayor» y «La tía Tula» españolas, pero, sobre todo, me ha hecho recordar en el fondo ese increíble libro de Dino Buzzati, «El desierto de los tártaros», editado originalmente en el año 1945, y que nos detalla con lupa el paso del tiempo ante el tedio y hastío de ver como transcurren los años sin posibilidad de algún futuro. El texto es un claro y perfecto reflejo asimismo de la indefensión y claudicación de la mujer en aquellos tiempos.

«Un matrimonio de provincias» tiene la manufactura de esas pequeñas joyas que son obras imperecederas de la literatura y que hay que esperar a un editor algo especial para poder recuperarlas. Y eso nos cuenta Natalia Ginzburg en el epílogo de esta obra -y que fue prólogo de la edición rescatada en el año 1973 por Italo Calvino-. Por suerte la editorial ha optado por poner un nuevo y breve prólogo a la presente edición a cargo de Cristina Grande y dejar como telonero de fondo el de Natalia Ginzburg, ya que desvela gran parte de la obra y se explaya en el final de ella. A ello hay que añadir una preciosa y correcta traducción de Mercedes y María Corral y una edición que no escatima en calidad, empezando por la deslumbrante ilustración de portada, obra de Elisa Arguilé, Premio Nacional de Ilustración, y contando además con un papel de primera calidad y una tipografía muy adecuada.

Entonces noté que algo se movía a lo largo de los pliegues de mi vestido; después su mano cogió la mía y me la apretó. Y yo me estremecí en aquel momento con tanta ternura y sentí tal punzada de alegría en el corazón, que pensé que no podía existir mayor deleite en esta vida. De hecho, nunca conocí ninguno mayor, ni siquiera igual. Habría vendido mi alma al diablo, como Fausto, con tal de que se hubiera atrevido a abrazarme. Estuvimos callados así durante un largo rato, los dos muy conmovidos. (Pag. 77)

Marquesa Colombi, pseudónimo de Maria Antonietta Torriani, nació en 1840 en Novara, una ciudad al norte de Italia. A finales de los años 60 se instaló en Milán, donde comenzó a colaborar en algunas revistas y donde trabó amistad con Ana María Mossoni, una de las pioneras del feminismo italiano. Autora de una prolífica obra (novelas, relatos, obras de teatro, ensayos, libros para niños), fue la primera mujer en escribir en el «corriere della Sera», fundado por quien fue su marido, Eugenio Torelli, del cual terminó separándose. Falleció en Turín en 1920.

Bella y lírica obra, con tintes autobiográficos, en la que nos refleja la triste y aburrida vida cotidiana de las jóvenes italianas a finales del siglo XIX, a la espera de un marido que las saque de la rutina de la familia. Inolvidable.


About Javier

Librero sin remisión. No sé hacer otra cosa que hablar de libros y escritores.

Una respuesta hasta ahora.

  1. Marta dice:

    He llegado a sentir verdadera claustrofobia y frustración encerrada en el personaje femenino.Una obra altamente recomendable.


  • Facebook
  • Twitter

Enlaces recomendados

  • planeta
  • Éride ediciones
  • Nórdica
  • Periférica