-¿La mujer de la casa, por favor?
-Si a lo que se refiere es a la persona que hace las tareas del hogar lamento decirle que es un macho y viene los lunes y miércoles de 5 a 8 de la tarde. Por lo demás, acaba de llamar a una casa en la que residen habitualmente dos hombres que viven constantemente en pecado.
…
Cuelgo el teléfono.
-Pero mira que eres bestia, Javier.
-Ella se lo ha buscado por sacar conclusiones sin ton ni son.
Mi comunidad la componen siete apartamentos. De la A a la G. No son muy pequeños, es verdad, pero ninguno pasa tampoco de los 75 metros cuadrados. Y todos están en la misma primera planta. En la letra A vive Luisa, una madre soltera con un chico rubito obtenido por inseminación artificial. Juanjo es un chiquillo muy gracioso y guapetón, que a veces se nos apunta a jugar a la consola en las tardes de los domingos de invierno. A su lado viven Tocho y Care. Supongo que ella será catalana, por el apellido. Respecto a él, un moreno de alta estatura y muy deportivo, ni idea de su origen. Llegaron a esta comunidad hace unos tres años. Los dos están divorciados y se vinieron a la letra B -el apartamento más pequeño- a montar su nidito de amor. En la C vivo yo con mi marido. Nos casamos hace unos tres años y la vida sigue igual, como decía Julio Iglesias. En la letra D vive Marta, una mujer que da clases de pintura en una academia que posee en Madrid. Según nos comentó, se vino a Alcalá para salvaguardar su privacidad. Por privacidad se entiende las noches de juerga con otras mujeres hasta altas horas de la madrugada. No cocina muy bien, cosa normal en las lesbianas, pero es tan encantadora y divertida… En la E vive Moisés, un hombre de mediana edad separado. Me parece que los asuntos con su ex no acabaron muy bien. De vez en cuando le visita una chica de unos 25 años, que debe de ser su hija, y le trae comida en abundancia. Creo que tampoco se le da bien la cocina. Al lado, en la letra F, vive una mujer viuda, de casi 70 años, cuyo marido fue un alto cargo del ejército. Milagros siempre le echaba en cara tener que vivir en la residencia para militares de Carabanchel puerta con puerta con las rancias y fachas de sus vecinas. En cuanto envuidó alquiló este apartamento y se vino a vivir a él. Tiene una hija que trabaja en el teatro y hace galas por toda España. En este momento está en Barcelona. Y en este mismo momento sale con un chico negro de casi dos metros que cuida del atrezzo. Cuando entró en el portal nos quedamos paralizados todos los vecinos. Vaya maromo. Pero le duran poco. Lógico, es de la farándula. Milagros es muy buena cocinera y nos trae de vez en cuando algún plato a nuestra casa. A cambio yo le doy un tarro de gazpaho, que me sale muy bien. La letra G está ahora vacía. Hace poco ocupó este piso un argentino -le descubrí la nacionalidad por el acento y la profesión, que estaba detallada en el buzón del portal, “psicólogo”-. Aunque creo que no todos los que llegaban a su puerta lo hacían por cuestiones del alma. Tenía un trasiego…
Pues ya veis. Los tiempos cambian. Ya no es lo usual tener como vecinos a esos matrimonios con cuatro hijos, abuela y hermana solterona y en cuyas casas olía a cocido y sardinas. Eso pasó a la historia. Aun así, no os hagáis falsas expectativas. Aquí donde me veis soy muy abierto de mente. Yo, entre mis amigos, tengo hasta un matrimonio con dos hijos. Y heterosexuales ellos dos, ¡ahí es nada!. Pero es que, aunque no os lo parezca, son tan normales y encantadores como cualquiera de nosotros. Y nuestro grupo de amigos les quiere mucho, mucho. Somos muy abiertos en ese sentido.
jajaja. quiero más tinto!!!
GENIAL!!
Me levanto por la mañana, abro el ordenador y me encuentro con este relato. Ya me has alegrado el día. Gracias Javier.
QUIERO UNOS VECINOS ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Muy bueno!!!!. Esta mini comunidad da juego…¡cuántas historias interesantes se podrían escribir, ya todos somos uno en la gran “comedia humana”…
Este capítulo podría haber salido de “El edificio Yacobian” o del Callejón de los Milagros.
Animo Javier, te animo a seguir con ello.
Un abrazo y gracias por “tu cuento”.