La librería de Javier

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Mis críticas: Una biblioteca de verano

Publicado por Javier El 03/07/2012 a las 6:17 Un Comentario

Mary Ann Clark Bremer (Periférica Ediciones)
Título original: Notebooks I. Summer Library
Traducción de Hugo Bachelli
86 Páginas – 14,75 €

El lector, al acercarse a una librería, suele escoger una obra dependiendo del momento que va a emplear para su lectura. Escoge obras en tapa blanda para los veranos o para los viajes. Son muchas las horas de cargar con ella, por lo que las de gran envergadura y tapa dura no son muy recomendables salvo para leer en casa. Y suele ser una, o dos a lo sumo las que emplea en las vacaciones, para que le dure esas dos o tres semanas de relax en la playa o la montaña. Y si son más delgadas -hay lectores que prefieren siempre novelas de menos de 300 páginas-, suelen llevarse tres o cuatro. Hay asimismo unas obras que no encajan como obras de lectura prolongada en verano. Son obras que, por su breve extensión necesitan ser devoradas en un corto espacio de tiempo. Y a ser posible en una sobremesa con un buen café de compañía. Son obras que, por su aspecto conciso, no han de ser leídas, sino degustadas, como si de un exquisito y escaso manjar se tratara. De igual manera no admiten fractura alguna en su paladeo, ni tiempos muertos entre página y página. La editorial Periférica nos tiene acostumbrados de un tiempo a esta parte a este tipo de obras, muy al estilo de los famosos entremeses teatrales, y que viene muy bien como «separador» entre lecturas de gran calibre. Y digo calibre ya que me refiero al grosor de la novela, no a características sobre su belleza o profundidad, ya que ciertos breves relatos, como es «Una biblioteca de verano», tiene tal calidad que ensombrece lecturas anteriores o posteriores a ella.

(…) Mi tío había tratado de educarme. Era mi consuelo cuando mis padres estaban en una fiesta o lejos, de viaje. Era mi consuelo en los días de los amores casi infantiles: del despecho, de la ira. Era mi consuelo y mi aplauso. Pero también mi crítico. Nunca me trató como a una niña mimada. «Cuida tu carácter, aliméntalo con lo mejor de la vida, con lo que nos hace felices. Y sé fuerte, pero no inflexible», repetía. Pero aquel nuevo ánimo no era suficiente. (p. 53)

La Segunda Guerra Mundial termina y la protagonista de este obra acaba de quedarse sin sus padres, que han muerto en el ataque de un submarino en el Canal de la Mancha, salvándose ella de la desastre. Pasa un cierto tiempo en un hospital, recuperándose, pensando en el día en que pueda salir y ver a su tío Marcel, al norte de Francia. Pero su querido tío muere sin poder reunirse con él y ella tiene que hacerse cargo de su casa y de un establo, que es transformado en una pequeña biblioteca con los fondos que le ha dejado al fallecer. Un cuadro, con una cierta firma extraña, y un libro dedicado por ese mismo personaje que firma el lienzo son el origen de las conjeturas acerca de cierta amistad nunca hablada con su tío Marcel.

Esta pequeña obra, que se devora en nada de tiempo, es una buena muestra de que la gran literatura no ha de ir acompasada de grandes extensiones ni desarrollos. La obra de Mary Ann Clark Bremer es tan concisa como bella y puede asimilarse a esa fragancia de jazmines que, al pasar cerca de un jardín en una noche de verano, nos deja prendado de su olor. Y es que la prosa de esta mujer es tan sencilla como efectista. Sus descripciones están plagadas de olores y colores, los de la campiña francesa, así como bellas estampas del paso de las estaciones en los floridos campos de la Bretaña, pero la trama de esta escueta obra es tan rica en historias que bien pudiera ser el germen de una mucho más extensa novela. Asimismo es un tremendo elogio -al igual que nos deparó hace unos meses la misma editorial con su otra publicación «La librería ambulante»– sobre la lectura, los libros y los autores. Hay palabras de agradecimiento y frases sacadas de los libros de Rabelais, Rimbaud y Paul Valery; pero de la misma manera citas de Daniel Defoe, y su Robinson Crusoe, de John Milton y a Cervantes y su Don Quijote. Y es que las enseñanzas de los libros traspasan la existencia de esta joven mujer haciéndole partícipe de las vidas de sus vecinos así como de los enigmas de su tío y la llegada del amor. Una obra que comparte tesitura con el libro antes citado de Christopher Morley, «La librería ambulante», así como con el famoso «84, Charing Cross Road» de Helen Hanff (Anagrama) o «La librería», de Penelope Fitzgerald (Impedimenta).

Mary Ann Clark Bremer nació en Nueva York en 1928 y murió en Ginebra en 1996. Hija de una familia cosmopolita, pasó parte de su infancia viajando por Norteamérica, Inglaterra y varios países del Mediterráneo. Sus padres murieron al final de la Segunda Guerra Mundial en un ataque al buque donde viajaban, y en el que también fue herida la propia Mary Ann. Posteriormente vivió en Israel (que abandonó contrariada por su política), Alemania, Francia (donde frecuentaría el círculo de André Malraux) y Suiza. Ya en los años 70 comenzó a escribir sus memorias alentada por el escritor Friedrich Dürrenmatt: lo hizo en forma de breves novelas de un alto lirismo y una sobriedad excepcional. La dispersión de su obra, escrita en varias lenguas y publicada siempre bajo seudónimo, hasta fecha reciente, la ha convertido en una escritora secreta que ahora, finalmente, comienza a alcanzar el reconocimiento que merece.

Otra increíble joya literaria que nos ofrece esta editorial y que nos sorprende por su gran brevedad y belleza. Ineludible para los amantes de los libros.


About Javier

Librero sin remisión. No sé hacer otra cosa que hablar de libros y escritores.

Una respuesta hasta ahora.

  1. […] El próximo día 18 de diciembre, justo antes de las vacaciones de Navidad, celebraremos la tercera reunión del Club de Lectura de la Biblioteca De Derecho. En esta ocasión hemos elegido un libro pequeño, “Una Biblioteca de verano” de la autora Mary Ann Clark Bremer, nacida en Nueva York en 1928. Es uno de esos libros pequeños, de tapa blanda que los lectores escogemos para las vacaciones o para los viajes, obras que por su breve extensión podemos leer en un breve espacio de tiempo, obras que podemos degustar como si de un exquisito o escaso manjar se tratara. Es éste el caso de este breve libro que nos sorprende por su gran calidad y belleza.  Mis críticas: Una biblioteca de verano […]


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