La librería de Javier

Hace unos días tuvimos un grato encuentro literario-gastronómico como aperitivo de las jornadas que empiezan en breve. Oswaldo Torres, nuestro cocinero favorito, el que nos deleita los cierres de tertulias, fue el artífice de ello. Unas semanas atrás me comentó la idea de invitarnos a los asiduos de su restaurante a una cena especial basada en “risottos”. Dicho y hecho. El domingo 2 de septiembre nos reunimos unos cuantos adictos a su saber culinario para degustar unos platos que nos dejaron asombrados. Le conocemos a través de su faceta de cocinero de especialidades mexicana. Hemos probado su buen hacer con recetas indias cuando tuvimos la visita de Javier Moro y su especial manera de confeccionar arroces caldosos cuando estuvimos con Inma Chacón. Siempre la dejamos hacer. Sabemos que cualquier cosa que salga de sus fogones será, cuanto menos, algo exquisito y que nos sabrá a poco. La fama de sus croquetas mexicanas con el toque picante que nos sirve cuando vamos a su restaurante, le acompaña siempre. Y son muchos los editores y escritores que han alabado su buen hacer. Pero este domingo pasado, cuando le vimos cocinar dos risottos, de carne de corral y de verduras asadas al horno, junto a un postre confeccionado con tres quesos italianos aderezados con una reducción de grosellas, todo ello hecho con su sabiduría, nos quedamos prendados de su saber hacer. Y lo que iba a ser una charla literaria pasó a ser un rato de conversación sobre las diferentes técnicas culinarias y los secretos de algunas de las recetas de los cocineros famosos y de las suyas propias. Oswaldo no sólo es un cocinero único, sino que es un hombre de letras y muy implicado en los problemas sociales. Dentro de pocos días comenzaremos con la nueva temporada de tertulias y con ellas los colofones de cenas organizadas por nuestro querido amigo. Mientras, unas fotos del encuentro italiano este domingo pasado para ilustrar este post. Gracias a todos los que allí acudisteis y, sobre todo, a nuestro artista Oswaldo Torres.