La felicidad es un té contigo
Mamen Sánchez (Espasa Editorial)
334 Páginas – 19,90 €
La labor del librero, a mi entender, es la de la criba de obras para que, ante la consulta de un lector, le dirija con buen tino a un libro que le pueda gustar, dejando a un lado tanta bazofia y pretendida literatura que lo único que consigue es aburrir y mermar las ansias de lectura del cliente. Para ello hay que leer mucho. Pero mucho. Y encontrar tiempo para ese placer, claro, que muchos del gremio no tienen por desgracia. Muchas veces me pongo con obras que son a priori apetecibles pero que, pasadas unas hojas, se hacen infumables. Es por lo que, cuando tropiezo con dos o tres así, trato de desintoxicarme con una lectura tipo ensayo de matemáticas (una debilidad como cualquier otra) o con algo sencillo y amable que piense que no me va a dejar huella. Y con este último ánimo cogí la reciente novela de Mamen Sánchez, de título “La felicidad es un té contigo”, pensando que sería una cosa sencillita más bien para chicas jóvenes -por el tipo de portada, tan rosita y kitch con la ventanita con visillo de ganchillo entre buganvillas y la tetera tan british- o para señoras entradas en edad –no me pregunten de qué- y que no quieran lecturas complicadas o de fondo. La sorpresa que me llevé fue menuda. “La felicidad es un té contigo” es una de las más divertidas y bellas obras que he leído en mucho tiempo y que supera a muchas otras con pretendida trascendentalidad y que firman primeras plumas del país.
—Yo soy la amante de tu marido.
El alma no tiene peso. Eso es una mentira inventada por un productor de Hollywood para dar nombre a una película. No tiene peso porque no es de este mundo. Como el amor o el dolor. Es el continente de todas las grandezas que hacen al ser humano parecerse un poco a Dios. Sin embargo, Asunción escuchó perfectamente el ruido que hizo su alma al caer al suelo. Sonó como un cacharro de acero inoxidable rebotando por los escalones de la cocina. (P. 69)
Berta, junto a cuatro mujeres y amigas, lleva una revista de cultura cuya sede principal radica en Londres. La revista no va nada bien y el hijo del dueño de la editorial viaja a España para liquidar la empresa y despedir a las mujeres. Pero Atticus Craftsman, que así se llama el joven desaparece sin dejar rastro. El caso, a petición del padre del chico, lo coge un inspector madrileño llamado Manchego, algo torpe en sus deducciones, y con otros cuatro amigos inseparables, con los que juega al mus cada tarde, y para los que no tiene secretos.
“La felicidad es un té contigo” es una de las más vertiginosas obras de comedia, romanticismo y acción que se han publicado en los últimos tiempos. La relaciones de las cinco mujeres protagonistas, con sus problemáticas vidas personales, ya son de por sí tema para una buena obra. A ello hay que unir la comicidad del desastroso inspector que no da pie con bolo y que cuenta a todo el mundo que se encuentra los casos que lleva. Y por si fuera poco, a todo ello unimos la historia del joven inglés, educado en Cambridge, en el Exeter College, precisamente en la misma habitación que Tolkien, y con unos padres de rectitud victoriana, los cuales entroncan sus vidas con el grupo inclasificable de los españoles, acabando sus aventuras en un carmen del Albaicín. Podemos sospechar pues que la trama va a ser de no dejar el libro ni para comer. Y así es.
“La felicidad es un té contigo” goza de una escritura de primera, deliciosa, llena de giros y ocurrencias, y que aporta grandes dosis de comicidad debido al gran contraste entre los diferentes caracteres de los protagonistas. Y la trama, dividida en muy escuetos capítulos, no decae en ningún momento, siendo su ritmo vertiginoso hasta el romántico final. En la historia hay referencias a bastantes escritores (lo que a nosotros, los libreros, nos encanta), pero sobre todo una gran historia alrededor de Ernest Hemingway y que pone el broche de oro a una aventura inenarrable de risas, sonrisas y amor. Una obra muy destacable asimismo por la gran composición de personajes, pero asimismo por la agilidad y destreza en la creación de diálogos, en la descripción acertada (y jocosa) de ambientes y localizaciones y en los certeros homenajes a Chris Stewart (Entre limones) y a Gerald Brenan (Al sur de Granada).
Y la televisión encendida, el volumen arriba, en una esquina de la casa, igualita que un cuadro al que nadie mira pero existe y sólo con su existencia es suficiente. Qué sería una casa si no tuviera una tele. Y un sofá. Y una escalera estrecha que lleva a otro piso, donde está su cuarto, míster, sal de aquí niño, pescozón, que este cuarto es para míster Crasman. Y una cama de barrotes de hierro, son un somier de alambre y una colcha de ganchillo, tejida a mano por mi madre, y las fotos empapelando las paredes, la ventana enmarcada en madera de pino, las muñecas vestidas de faralaes encima de la banca, el armario de la abuela, la colección de abanicos.
—Descanse un poquillo, míster Crasman, que esta noche hay jarana.
—¿Jarana? (p- 156)
Mamen Sánchez es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y ha realizado cursos de doctorado en Historia y Literatura, además de cursos de Literatura y Civilización Francesa en la Sorbona y de Literatura Inglesa en las universidades de Londres y Oxford. Es subdirectora de la revista ¡Hola! y directora de ¡Hola! México. Está casada y tiene cinco hijos.
“La felicidad es un té contigo” es una de las más divertidas, entrañables y mejor escritas obras de este año que acaba. Y será una recomendación obligatoria en estas navidades para todos los lectores de mi librería.
P.D. Al final, hasta me ha acabado gustando la portada del libro. Lo que son las cosas.
Voy a tu librería a cogerlo inmediatamente.
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