Ayer mismo un lector de nuestra página me escribía este correo que, con el permiso de él, quiero compartir con todos vosotros.

Pero, como hoy todo va tan deprisa y no disponemos del tiempo que desearíamos, esta herramienta nos viene muy bien. Aún así siempre prefiero la visita a la librería.
Como apunte sí que te diría que las páginas tardan un poco en cargar. No sé a qué es debido, porque la mayoría de las que consulto (prensa, bitácoras, revistas, etc.) suelen ir bastante rápidas.
Por otra parte, me gusta especialmente Speakers’ Corner. Ese lugar en el que aparecen pequeñas obras de escritores noveles, ocultos o profesionales. Todos ellos con una inquietud principal: la de expresar sus inquietudes e ideas escribiendo.
Como es tan difícil publicar, Internet ha permitido que podamos conocer los trabajos de quienes, de otra manera, quedarían condenados a la desaparición.
Ayer, estuve leyendo el relato El impostor de Enrique Javier de Lara y me pareció muy bueno. Kike es amigo desde la adolescencia (me envió un correo para decirme que se lo habías publicado en tu web) y, aunque no he leído todo lo que ha escrito, sí que me parece que escribe bastante bien. Además me alegro mucho por él. En El impostor ha creado una historia atractiva, bien desarrollada (incluso osada como tú has dicho), con la peculiaridad del lenguaje bonaerense -se agradece el vocabulario aportado- que, salvando todas las distancias, recuerda a la jerga del mundo marginal madrileño.
Por último, aunque sé que el mundo poético no es el género que más frecuentas (ya lo hemos hablado de pasada alguna de las veces que he ido por la librería) sí que creo que se merece aparecer por tu página. Si me lo permites, algún día haré algún comentario sobre algún libro de poesía o sobre algún poeta (me lo estoy pensando con Ángel González) para tratar de extender un poquito el interés por la poesía que tan abandonada está. Y como hay lectores que, a veces, nos gusta ser un poco escritores (como el caso de Kike), te voy a mandar dos o tres poemas para que, si lo crees conveniente, engrosen tu sección Speakers’ Corner. Espero que te gusten.
Un abrazo
Aunque ya he respondido a su correo agradeciendo sus palabras quiero, desde aquí, volver a agradecer públicamente su apoyo. Aprovechamos para comentaros que Sebas Hidalgo nos ha mandado unas poesías que podéis leer en el Speakers’ Corner.
Javier
Buenas, soy Carlos el informático. Quiero aprovechar esta entrada para comentaros que ya se encuentra en marcha la nueva sección Tus críticas, donde podréis emular a Javier :D y publicar vuestras propias opiniones sobre los libros que deseéis. Podéis acceder a esta página desde el enlace principal situado arriba a la izquierda de la Web. Para ello se ha sustituido el enlace de La bola de cristal que pasa al menú de enlaces situado a la derecha.Y como a mí sí me gusta la poesía -me confieso becqueriano incorregible-, os aconsejo la lectura de las poesías de Sebas Hidalgo. Me han gustado mucho. Desde aquí le insto a que siga enviándonos más.
Por último, querría haceros una petición en nombre de Javier y en el mío propio: Por favor, participar más poniendo un comentario en cualquiera de las entradas que se publican. Es curioso ver, con casi 19.000 visitas, el bajo índice de participación :cry: . Algunos lectores/usuarios de estas páginas nos comentan que les da cierta vergüenza escribir en esta Web porque consideran que no saben hacerlo demasiado bien. Ninguno de los que escribimos aquí somos profesionales -excepto alguna que otra persona ;) – y hacemos lo que podemos, tan solo nos gustaría saber vuestras opiniones a nuestro trabajo y al vuestro propio.
¡Gracias por estar ahí!
Carlos
LA VERGUENZA ES VERDE Y SE LA COMEN LAS VACAS
Cuando uno se expresa con el corazón y quiere compartir con los demás aquello que les hace felices no ha de preocuparse por las formas, el estilo, la gramática ni la redacción florida. Seguro que por la sola intención de decirlo se verá guiado/a por la mano invisible de los escritores a los que admira. Si no se lo creen no tienen más que probar.
¡Ánimo!
Sebas Hidalgo