Aunque no haya nadie
Alejandro Palomas
Baile del Sol Editorial
Colección Poesía58 Páginas – 10 €
La relación entre prosa y poesía es muy estrecha en aquellos autores que tienen mucho que decir. Y las palabras simples no valen. Para esos agraciados que, además de contarnos historias bellas o tristes, calmadas o acuciantes, tienen la impronta de transmitirnos el alma de los personajes, para esos pocos elegidos, está la poesía. Alejandro Palomas es quizás uno de los más grandes.
La prosa de Alejandro Palomas es algo especial. La forma de introducir a los protagonistas de sus historias es tan singular que, al poco de leer unas pocas páginas de sus obras, uno siente el pulso y el latido de su creador. Y ese pulso y latido, siempre emerge del papel para meterse en nuestro ser, comunicando como pocos escritores las angustias y alegrías, los sollozos y euforias… las presencias y las ausencias.
Contar los trenes
que hemos perdido
en estos años de tiempo
y aprender
y saber
y sentir
que no duelen tanto los trenes
perdidos
como las despedidas
que los precedieron…
Pocos poetas hay tan válidos a la hora de narrar sentimientos y poner en papel el peso de las almas como Javier Lostalé, un clásico entre clásicos, y Alejandro Palomas. La poesía actual, la contemporánea de estos tiempos de turbulencias, es ave que vuela en corto, deslumbrando a aquellos que comparten vuelos. No todos, desde esta tierra de vanidades somos capaces de apreciar las acrobacias, a veces banales, otras fútiles, de esos malabaristas de la palabra convertida en espíritu. Pero con Alejandro Palomas se da la circunstancia de que todo lo escrito por él es legible, entendible y válido. Tanto más cuanto el lector ha sido partícipe de sus prosas. Y he aquí el quid de la cuestión, ya que aunque no haya nexo explícito, no deja de ser la continuación espiritual del estado anímico de su gran novela Una madre. Los retazos de vida que desprenden cada uno de los renglones de esta cuidada novela editada hace un año nos transportan a ese estado de ánimo con el cual nos deja prendados en su gran obra. Y es que el autor, aun a tenor de poner el punto y final a la trama, deja mucha vida suelta y futura en cada uno de los protagonistas de la novela, cuyos ánimos invaden esta breve estancia de almas. En la bella obra de Alejandro hay sillas vacías alrededor de mesas llenas, plagadas de palabras y silencios, muchos silencios; trenes que parten sin tener ni tan siquiera un destino fijado, o un camino a recorrer; almas que suspiran en su soledad, muriendo en espacios diáfanos y esperando algo, una palabra, un roce, un recuerdo. La poesía de Alejandro Palomas es ese viento que nos sobrecoge y que nos cala hasta lo más hondo. Poesía de palabras corpóreas, alejada de paisajes vacuos de calor y color. Sus tres compartimentos nos enseñan a vivir, leer y ser mayores. Nos adoctrinan sobre la soledad y la falta de ella. Y reconfortan con nuestra visceral y efímera existencia ya que, en palabras del autor, no somos sino el futuro de los que fuimos. Poesía de la de verdad, a la antigua usanza, con fibra y corazón.
Leer viviendo.
El ruido fuera.
La luz dentro.
Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) es licenciado en Filología Inglesa y Master in Poetics por el New College de San Francisco. Ha compaginado sus incursiones en el mundo del periodismo con la traducción de importantes autores. Entre otras, ha publicado las novelas El tiempo del corazón (publicada en Siruela y por la que fue nombrado Nuevo Talento Fnac), Tanta vida, El secreto de los Hoffman (finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2008 y adaptada al teatro en 2009), El alma del mundo (finalista del Premio Primavera 2011) y El tiempo que nos une. Su obra ha sido traducida a ocho lenguas.
Poesía con mayúsculas. Poesía sobre la soledad y la falta de ella. Una obra inmejorable para mantener el aire que se respira tras leer «Una madre», una de las mejores novelas del año pasado.