El rincón de Javier

Mi año acaba el 21 de junio, aunque no le parezca así a Hacienda.
Llega el solsticio de verano y todo se relaja. El tiempo se expande hasta un límite tal que da tiempo a leerse en un día ciertas novelas. Llega el descanso por antonomasia, las vacaciones y los viajes, las promesas para el próximo curso y el tiempo de recapitular.
Siempre hago un resumen en estos días de lo que ha ocurrido en mi vida en este año que «acaba».
He puesto el punto (casi) final a los encuentros literarios. Más tiempo para mí. Más tiempo para todos vosotros. Haré alguna cena en el otoño con algún amigo escritor. Y punto.
He perdido ciertos amigos por el camino. Unos, que se alejaron y encontraron algún sendero más apetecible por el que seguir; otros, que se difuminaron en un doloroso olvido.
Ha hallado —en la vida todo son compensaciones— otros amigos que han llenado un hueco imprevisto. Se trata de mis compañeros de curso de escritura en la Posada. He encontrado a una persona impresionante que ve con el alma; otra, que vuelca sus vivencias y las comparte con todos nosotros; otra más, que da color y una escritura muy especial a su sentir… Y así hasta los nueve participantes en esas tardes imperecederas de escrituras y amistad.
He empezado a desarrollar una actividad de escritura teatral que ni me imaginaba. Este pasado 22 tuve mi debut, y, para ser sinceros, he de reconocer que el teatro es una de las drogas más fuertes que conozco. Creo que seguiré por esta dirección, ya sea escribiendo obras o formando parte de su escenificación, dentro de mis posibilidades. María Eugenia, la directora teatral, ha despertado en mí un interés inusitado por la escena. Y para mis compañeros de escena, no tengo palabras, personas con una entrega inconmensurable.
Y por último, ha empezado a fraguar esa novela que llevaba aletargada en mí desde hace años. Trabajaré mucho en ella durante este verano. En el otoño tocará correcciones con mi profesor de escritura, David Vicente. Y vete tú a saber si para primavera o verano su puesta de largo.
Incluso he encontrado un restaurante fabuloso de platos venezolanos, donde he probado un pabellón como hacía tiempo no saboreaba.
Y como si de un horóscopo se tratara, el amor, perfecto. La salud, bien, Respecto al sexo…, mejor respondo en privado.
Lo dicho, un año casi 10.