Alma y la isla es una obra recomendable para todos los públicos y, a pesar de estar dentro de una colección de literatura infantil, me parece absolutamente apropiada para adultos que deseen descubrir una bella historia con una escritura excelente plagada de bellas metáforas y descripciones. Y especialmente apropiada para gente de edad.
Alma y la isla
Texto de Mónica Rodríguez
Anaya editorial
XIII Premio Anaya de Literatura infantil y juvenil
Ilustraciones de Ester García
120 Páginas
12 €
La literatura infantil está llena de títulos banales y absolutamente prescindibles. Es por ello que, a la hora de recomendar obras para niños y jóvenes, hay que ser muy cauto y escudriñar con bastante ahínco entre la gran oferta que hay para ese tipo de lectores. La mayoría de las editoriales publica una gran caterva de títulos, generalmente traducciones de obras que han tenido bastantes ventas en sus países de origen, pero que en España no tienen muchas veces razón de ser. Alma y la isla es todo lo contrario, una obra maestra para público infantil. Y no tan infantil.
Alma y la isla es una obra increíble y que, a pesar de ser un texto que la editorial recomienda para un público infantil de 10 años, me atrevo a hablar de ella a adultos con ganas de descubrir lecturas originales y bien escritas.
Mónica Rodríguez, acompañada de las increíbles ilustraciones de Ester García, nos ofrece una breve novela que entusiasmará a chicos y encandilará al público adulto. La trama es la historia de una chica de piel negro azabache y que acaba de ser rescatada de las aguas del mediterráneo por un pescador, padre de Otto. Este chico de diez años y sus hermanos, todos chicos, se quedan asombrados al ver a la pequeña que acaba de llegar a la casa. Esta ocupa la habitación de Otto, siendo el niño desplazado a la de su abuela. A pesar de los miedos de la niña y su gran caridad y amor, Otto se siente receloso, aspecto que no cambia ni tan siquiera cuando la pequeña le regala un amuleto que cuelga de su cuello. La familia se plantea adoptar a esa sobreviviente que ha perdido a toda su familia en la travesía, pero choca con la actitud de Otto.
Alma y la isla es una magnífica obra que nos habla de amor y humanidad. Dentro de esta breve obra, tan breve como cuidada su escritura, Mónica Rodríguez nos presenta una historia de miedos y aceptaciones, de gran actualidad. Un drama sobre los desplazados y perseguidos de África que a duras penas son capaces de llegar hasta la costa para jugarse la vida en una travesía hacía un paraíso imaginado. Una travesía tan terrible como la aceptación que tienen al llegar a tierras europeas. A ello hay que unir la bella historia que en sueños tiene el niño, unas imágenes que van a hacerle ver la crueldad de la vida en ese continente y la dureza del viaje que la niña acaba de hacer.
Llegó de la mano de mi padre. Era muy negra. Solo se le veían los ojos blancos y asustados y los bucles cayéndole por las mejillas.
Para llegar hasta aquí había hecho un viaje muy largo. Yo lo sabía. Pero a mí solo me parecía un demonio.
Ella se escondió detrás de mi padre. Hubo un momento de forcejeo y yo vi la cabeza rizosa agitarse y el brillo fugaz de una dentadura blanca y perfecta. Después, todo fue oscuridad en su rostro. Ni siquiera se le veía el blanco de los ojos. Apretaba los párpados muy fuerte y temblaba. Hablaba en un idioma extraño, incomprensible. Había llegado del mar y las casas de acogida estaban atestadas.
Mi padre, que es pescador y que la había sacado de las aguas, decidió traerla a casa.
A veces, algunos pescadores hacían eso: se llevaban a niños que venían del mar a sus casas hasta encontrar una solución.
Nadie sabía su nombre, pero mi padre dijo que se llamaba Alma.
Mónica Rodríguez nació Oviedo en 1969 y reside en Madrid desde 1993. Es licenciada en Ciencias Físicas, especializada en Energía Nuclear. Desde 1994 trabaja en el Centro de Investigaciones Ciemat del Ministerio de Ciencia e Innovación. Compagina su trabajo con la escritura y su familia (tiene tres hijas). En 2008 deja el trabajo en dicho centro para dedicarse por entero a la literatura infantil y juvenil. Tiene publicados ya varios libros, y ha recibido galardones como el Premio de Novela Juvenil del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en 2007, el Premio de la Crítica de Asturias en el mismo año, el Premio de Literatura Infantil Ciudad de Málaga en 2010 por La bicicleta de Selva y el Primer Premio en la XXX edición del Concurso Vila d’Ibi 2011 con La última función.
Ester García nació en 1984 en Cáceres. Creció rodeada de cuentos, lápices y literatura en una ciudad repleta de cigüeñas. Comenzó a dibujar desde muy pequeña. Es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, donde descubrió la ilustración como vocación. Desde 2008 reside y trabaja en Madrid como ilustradora, dibujando aves y otros sueños, aunque cuando puede explora y viaja fuera de la mesa y de los papeles. Recientemente ha sido seleccionada en muestras como la 30ª Edición de la Mostra Internazionale d’lllustrazione de Sàrmede, la IV Edición del Catálogo Iberoamericano de Ilustración, o the Sharjah Exhibition for Children’s Books Illustrations.