Tears of beauty (Warner), 2006
Si hay una palabra que puede definir a este gran virtuoso del violín es subyugante. Su música se nos va metiendo en las venas y nos hace sentir. El acompañamiento es mínimo y el lirismo es desbordante. Habiendo sido su país de nacimiento Líbano y teniendo unos padres armenios tenemos claro por donde le viene ese entronque pasional y tan carismático que tiene a la hora de atacar las melodías. Un disco perfecto para una tarde de lluvia con un buen libro en las manos y un sabroso café en la mesa.
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