Jack Johnson nos ha hecho el regalo de este año. Ha dejado por un rato su tabla de surf y nos ha envuelto como obsequio de lujo este delicioso y monacal quinto disco. Su música, impecable somo siempre, suena cada vez mejor. Si bien él dice que ha hecho su más electrificada grabación, me atrevo a discrepar. Es su más reposada apariencia, con unos sonidos entre los primero de Neil Young y Jim Croce, y unas letras tranquilas, de verano, que nos hacen ver la vida de otra manera. Sonido background puro y sin estridencias. Gracias Jack, pero para la próxima avísame. Me gustaría estar presente en esas reuniones de amigos en donde perpetras tus discos, que suenan a verdaderos, a toma única y a imperecederos desde la primera audición.
Un «must have» que dirían los ingleses.