La televisión es ese artilugio que nos quita el sueño y la cordura. Pero a veces tiene su momento estelar en casa. Y recuerdo que algunos de ellos fueron en esos programas de monólogos que ya se hicieron en los 60 en EEUU y que, hace sólo unos pocos años, tuvieron su éxito en España. Uno de los cómicos más destacados, y de los pocos que han logrado sobrevivir, es Luis Piedrahita. Y su genialidad ha traspasado la pantalla y ha quedado impresa en unos libros muy ocurrentes y que son materia perfecta de regalo en estos tiempos grises que vivimos.
Pensaba hacer un semblante de su trayectoria, pero he recordado un magnífico prólogo que escribió el inmenso Forges acerca de este cómico. Con su permiso, y el de la editorial, paso a teclearos el comienzo sabiendo que disfrutaréis con él lo indecible.
Si la genética no miente, parece ser que el sentido del humor se aloja en el mismo gen que en el de la disposición al ballet clásico, los estornudos feng shui y, pásmense, el tarareo de composiciones de Bela Bartok (concretamente de su época de compositor de música incidental para hilo musical en consultas de obstetras de Praga).
Este sorprendente hallazgo explica muchas cosas, desde mi incomprensión espacial de la melena del Sr. Aznar hasta mi predilección, supongo que genética, por Luis. Es curriosérrimo: mis recuerdos juveniles reflejados en él, en plan clon, Luis con menos pelo y, desde luego, sin mi “arrebatadora mirada sensualmente irresistible” [(sic) Nicole Kidman], a lo cual hay que sumar los pocos años de su juventud arrolladora y, también, su profeso número de dioptrías gafapásticas. No hablaré de sus problemas de halitosis ni de su continuado uso de remoquetes del estilo de “ya te digo”, “Portilla del Padornelo” y “Lago Tiberiádes”, porque no vienen a cuento en este prólogo, pero sí me gustaría reseñar entre sus virtudes su insaciable capacidad para declinar en perifrástica pasiva verbos irregulares y, por qué no decirlo, su memorable Medalla de Oro en el Campeonato del Mundo de Halterofilia en la modalidad de Krujiles Lumbar. (…)
Por último, reseñar los libros de los que podréis sacar momentos de risa y alegría en vuestras vidas:
Un cacahuete flotando en una piscina…¿sigue siendo un fruto seco? (2005)
Ediciones Punto de Lectura
258 Páginas – 7 €
¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama? (2006)
Aguilar Ediciones
236 Páginas – 14 €
Dios hizo el mundo en siete días y se nota (2007)
Aguilar Ediciones
214 Páginas – 15 €
Lo de los Reyes Magos es especialmente difícil de entender. Tres hombres con capas de satén y joyas, viviendo juntos, que hacen una caravana y atraviesan al desierto. Eso no son los Reyes Magos, eso es “Priscilla, reina del desierto”. Los Reyes Magos son la primera cabalgata gay de la Historia. (…)