Seguimos con la Feria. Ya repuesto del encuentro con Erling Jepsen seguimos con nuestro paseo. La tarde fue como todas las tardes que he pasado en el Retiro con este motivo: Un calor de la leche y, de pronto, una tormenta para variar. Es la Feria del Libro. Habrá crisis o desaceleración, como quieran, pero la gente iba cargada de libros como todos los años. Y lo mejor de todo, familias con hijos cargando con infinidad de libros a cuestas. Futuros adictos. No vi nada acerca del libro electrónico. Y no me causó gran extrañeza ya que una descarga digital es tan poco tangible como un desfile de electrones por lo que no creo que, aún estando expuestos, me llamaran mucho la atención. Seguimos.
Muchos autores consagrados y otros que no lo son tanto. No había grandes colas, bien es verdad, pero es que no fuimos testigos de Francisco Ibáñez o algún otro escritor que arrasa multitudes. Aunque también es de destacar que esto es Madrid y no Barcelona, en donde el cariño de los lectores y la protección gubernamental hacia las librerías y el libro es algo incuestionable. Bueno…, si, aquí en Madrid también se ha potenciado desde los estamentos de la Comunidad el mercado del libro…, pero dentro de grandes superficies y entremedias del pescado y la oferta de 4×3 en neumáticos. Y es que eso no es lo mismo. Bueno, me callo, que si no mi buena amiga Esperanza me tira de las orejas.
A lo que íbamos, las firmas. Aquí os dejo una buena muestra de ellas a ver qué tal andan vuestros reflejos y a ver a cuántos conocéis. Son sólo unos cuantos y bien conocidos porque, si me pongo a hacer fotos a todos los que no conocía, iba a tener que necesita más memorias que un pez dorado bibliotecario.
Al pasar sobre las fotos podéis ver la solución.