Hace unas semanas salió a la venta una deliciosa novela sobre la relación de un padre y un hijo, éste último acomplejado por el trabajo de su progenitor: “Mi padre es mujer de la limpieza”. Una deliciosa obra escrita por Saphia Azzedine y con un humor muy sarcástico y multicultural.
Mi padre es mujer de la limpieza
Saphia Azzeddine (Demipage ediciones)
Título original: Mon pére est femme de menaje
Traducción de Begoña Díez Zearsolo
180 Páginas – 17€
-¿Por qué quiere usted ser Miss?
-Me encantan los pobres y querría ayudarles por medio del área humanitaria, que es una de mis pasiones junto a la estética.
Respuesta que quedará en el top 10 de mis favoritas. Gracias a Dios no era la de mi hermana, que se explayó con la condición de la mujer. Y de los niños. Y de todos los que sufren, porque es injusto. En el momento del resultado, los tirabuzones que enmarcaban su cara se le habían deshecho y más que una inglesita parecía una escocesa mal follada. (p. 165)
“Mi padre es mujer de la limpieza” es una preciosa novela de entrada en el mundo adulto que nos cuenta, con un lenguaje muy fresco y descarado, las inquietudes de un chico de 14 años que ha de enfrentarse a la vida en medio de una familia desestructurada.
Pienso que, dentro de unos años, cuando toda esta crisis pase, las novelas que la reflejen tendrán un componente humorístico que, en los momentos que estamos, es inaceptable. Ha ocurrido con muchos de los más tristes periodos de la humanidad, y así seguirá siendo hasta el fin de los tiempos. El humor es la mejor escritura para acceder a describir situaciones que son ya de por sí intratables. Y es que el miedo, el dolor, la pobreza, la violencia o el desamor son temas que hemos visto una y mil veces expresados mediante obras serias, muy serias, y que la mayoría de las veces se nos hace insoportable su lectura. Hay otra forma más inteligente de abordarlo: a través del humor. Y es así como grandes maestros de la literatura nos han explicado temas que, en el fondo, son demasiado dolorosos como para plantearlos en su justo tiempo y lenguaje. Se me viene a la cabeza la fantástica película “La vida es bella” en la que el mayor de los horrores de la reciente historia de la humanidad se nos hace ver con un toque de ternura y humor, consiguiendo una digestión de todo ello sin problema alguno.
Saphia Azzeddine ha sabido contarnos unas vidas desgraciadas de clase baja en un tono de gran humor que, durante la lectura, nos hará soltar abundantes carcajadas pero que, al finalizarla, cristalizará en nosotros un sensible y destacado poso de amargura y bondad. Y es que la figura de narrador infantil, con su objetividad inherente, nos hace ver las cosas en su justa medida, con un toque de ingenuidad exquisito y un lenguaje muy cuidado para reflejarnos las vivencias de un chiquito de un barrio humilde en nuestros días. En esta obra se abordan todos los temas que le harán crecer hasta llegar a ser el adulto con el que finaliza la obra, cerrando de manera circular un texto lúcido y esplendoroso. Temas como el maltrato, las diferentes condiciones sociales, las diferentes religiones, el machismo o la falta de oportunidades para las clases bajas, se unen a otros que son universales dentro de los chicos de su edad: el amor y el sexo. Y es en estos temas en los que carga tintas la autora para endulzarnos las otras facetas, perfectamente delineadas, y que aparecen en “Mi padre es mujer de la limpieza”. Una obra que, a pesar de su corta extensión, 180 páginas, es inmensa y deliciosa.
Polo, nuestro chico protagonista, vive con un padre del que se avergüenza ya que trabaja limpiando locales, una madre paralítica debido a una accidente laboral y una hermana que quiere triunfar siendo Miss, aunque para ello tenga que pagar unos tributos algo dudosos. A ello se une la inseguridad de nuestro chico, que se cree bajito y feo, a lo que hay que añadir el complejo de tener un pene pequeño en comparación con sus compañeros de clase. La falta de vacaciones hace que pase el verano en su barrio, un barrio plagado de africanos en el que reina la pobreza y la suciedad. Saphia Azzeddine ha sabido crear una deliciosa historia con todo ello y en la que destacan las numerosas y divertidas anécdotas junto a un lenguaje único y atrevido, aspecto muy chocante para una joven escritora de orígenes musulmanes. Saphia Azzeddine, nacida en Agadir en 1979 saltó al mundo de la literatura con su primera obra “Confesiones de Alá”, que fue un gran éxito editorial. Vive en Francia con su familia desde los nueve años. Sus obras reflejan con humor y soltura la confrontación de culturas en los tiempos actuales. Una obra que recomiendo encarecidamente su lectura y que nos sorprenderá y nos hará pasar ratos de gran diversión. Como único pero, un toque de atención a la editorial para nuevas reediciones y que es debido a ciertos fallos ortográficos, curiosamente debidos la mayoría a ausencias de “haches” en varias palabras del texto, como por ejemplo “alógenos” (p. 95) o “¿Quién a…?” (p. 180).
“Mi padre es mujer de la limpieza” es una impresionante y divertida novela que gustará a todos los públicos y que nos hace reír y disfrutar de la buena literatura de nuestros días.