La librería de Javier

Un punto de encuentro para los amantes de los libros

Una de las más bellas obras publicadas este año y que, sin embargo, ha pasado prácticamente desapercibida. Vuelvo a incidir sobre ella porque me parece un bello regalo para estas fiestas, sobre todo para amantes de la lectura y para personas con apetencias de obras que dejen poso.
Will Schwalbe (RBA Editorial)
Título original: The end of your life Bookclub
Traducción de Eduardo Triarte
348 Páginas – 19 €

Esa es una de las virtudes de los libros. Nos ayudan a hablar. Pero también nos aportan algo de lo que todos podemos hablar cuando no queremos hablar de nosotros mismos. (p. 67)

La representante de RBA en la zona de Madrid es Feli. Una chica alegre y muy trabajadora y con la que siempre comparto opiniones de lecturas. Cuando apareció hace unas semanas me dio una obra de próxima puesta a la venta. Su título era “El club de lectura del final de tu vida”. Me dijo que era la gran apuesta editorial de esta temporada y que me iba a gustar mucho. Al ojearla me di cuenta del argumento y le comenté que sería de venta difícil, ya que el tema era demasiado adusto como para convencer a los clientes de que se la llevaran para leerla. Y ahora, después de haberla devorado durante estos pasados días creo, sinceramente, que es una de las mejores novelas que he leído en mucho tiempo. Y que tampoco es tan lacrimógena y dura como pudiera parecer.

“El club de lectura del final de tu vida” narra las semanas en las que Mary Ann, una mujer de setenta y cinco años y que ha pasado toda su vida en misiones humanitarias, pasa charlando sobre libros con uno de sus hijos, editor. Libros que han leído a la par, tras descubrirle los médicos a ella un cáncer de páncreas. Will, que acaba de abandonar su trabajo para crear una página web de cocina, alterna ratos de charla en casa de su madre o en las muchas esperas a las que ella acude a sus sesiones de quimio o, simplemente, para revisiones rutinarias. Y durante esas horas hablan de libros leídos y de la vida, y se cuentan aquello que durante años no se dijeron.

¿Qué estás leyendo? Esta es la frase con la que comienza la aventura de un hijo y su madre contándose aquello que nunca, en su vida, quisieron abordar. Y es que, como muy certeramente nos cuenta su autor, esta frase es ya algo caduca, debido a que la lectura no es un hábito común en nuestros días. Ahora la gente pregunta por las vacaciones o la última película que ha visto, pero raramente sobre libros, un objeto que ya es extraño de ver en la calle o en los vagones de metro y que ha sido desplazado por diversos artilugios electrónicos. Pero Mary Ann, la coprotagonista de la obra, es una persona muy lectora, de obras en papel, y su biblioteca atesora grandes autores con los que ha compartido horas de vida. Y es a través de esas obras el espacio en el que transcurre “El club de lectura del final de tu vida”.

-No sabes cómo me gustaría saber qué personaje muere. He leído el final una y otra vez –insistió Will-. Detesto no saberlo.
-Yo también. Por eso siempre empiezo a leer por el final. Pero a veces sencillamente no se puede saber lo que ocurrirá, ni siquiera cuando sabemos todo lo que hay que saber. Así que uno se prepara para lo peor y espera que ocurra lo mejor.
(p. 229)

“El club de lectura del final de tu vida” no es para nada una obra lacrimógena ni morbosa. De hecho, en la primera página ya se nos detalla el estado de Mary Ann y quedamos advertidos de su desenlace, por lo que el autor, que nos narra en primera persona esta novela, no hace uso de argucias truculentas para herir nuestros sentimientos. La obra transcurre pausadamente hablándonos de libros, de muchos libros de los que el autor nos detalla un breve resumen de cada uno de ellos, y sobre los cuales discuten madre e hijo. Mary Ann está muy volcada en un proyecto de creación de una biblioteca en Afganistán para poder dar algo de lectura a los niños de ese país, y busca dinero por todos lados para ello. Y aun estando en cama, en los días en que su salud está en horas bajas, sigue volcada en ese proyecto. Sería difícil hablar de todos los temas que salen a colación tras la lectura de esta magnífica novela. Hay partes en las que soltamos sonoras carcajadas, como las anécdotas del inglés de la página 71, otras en que se nos contrapone ateísmo con la fe cristiana (p. 100), historias sobre las misiones en países del tercer mundo en los que ha residido Mary Ann (p. 175), la importancia de ser agradecido con los demás a todas horas (p. 214, 215, 229), así como de la necesidad de una buena Seguridad Social que cubra a todos los ciudadanos de cualquier país (p. 314-315), tema muy en boga en España hoy en día.

“La soledad es el precio que tenemos que pagar por haber nacido en este mundo moderno, tan rebosante de libertad, de independencia y de nuestro propio egoísmo” (Cita sobre “Kokoro” (Soseki) (p. 211)

“El club de lectura del final de tu vida” es una impresionante obra que se nos quedará impresa en la retina y en nuestra memoria pasados unos años. La variedad de los pensamientos que reúne, la franqueza en los sentimientos y las lecciones sobre la vida que nos regala son algo que no es muy usual en los libros de hoy en día. Y, además, es una obra que nos enseña a asimilar la enfermedad y la muerte a la vez que nos da lecciones sobre la vida y la percepción de cosas bellas que nos rodean. No hay un solo párrafo que nos torture con crueldades, pero sí grandes temas que apetece retomar con otros lectores de esta inmensa novela. Y, ¡como no!, a lo largo de toda ella, la ya sempiterna lucha entre el libro electrónico y el de papel; tema sobre el que se rinde Will, volcado en temas digitales, en varios párrafos del texto y sobre todo en ese glorioso final en el cual, como si de un barrido de cámara de cine se tratase, Will recorre con sus ojos la estancia de la madre haciéndonos vibrar al recabar en los libros de la biblioteca de Mary Ann.

Cuando terminé, paseé la mirada por el dormitorio de mis padres, y observé a mi madre, que descansaba relativamente en paz, aunque con esa respiración áspera indicativa de que no queda mucho tiempo. Estaba rodeada de libros: toda una pared llena de estanterías, libros en la mesilla de noche, un libro a su lado. Allí estaban Stegner y Highsmith, Mann y Larsson, Banks y Barbery, Strout y Némirovsky, el Libro de la oración común y la Biblia. Había lomos de todos los colores, y había libros en rústica y con tapa dura, y libros que habían perdido la sobrecubierta o que nunca la tuvieron
Eran los compañeros y maestros de mi madre. Le habían mostrado el camino. Y ella los podía mirar mientras se preparaba para la vida eterna que, como bien sabía, la aguardaba. ¿Qué consuelo obtendría yo al mirar mi libro electrónico sin vida?
(p. 331)

Will Schwalbe ha trabajado en el mundo de la edición (recientemente como vicepresidente senior y editor jefe de Hyperion Books); en medios digitales, como fundador y director de Cookstr.com; y también como periodista, colaborando con publicaciones diversas, incluidos The New York Times y el South China Morning Post. Forma parte de las juntas de la Yale University Press y la Kingsborough Community College Foundation. Es autor junto con David Shipley del libro Send: Why People Email So Badly and How to Do It Better.

“El club de lectura del final de tu vida” es una obra obligatoria para todo tipo de lectores, pero sobre todo para los amantes de los libros y de la literatura, gran texto de referencia sobre los valores de la vida y cómo afrontar los últimos meses de nuestra existencia. Pero sin ñoñeces ni truculencias de lágrima fácil. Perfecta.

P.D. “El club de lectura del final de tu vida” es asimismo una buena base referencial de obras a leer en ese epílogo que detalla datos de todos los libros a los cuales se hace referencia en esta novela.



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