La librería de Javier

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Tinto de verano: La persistencia

Publicado por Javier El 22/06/2014 a las 6:45 3 Comentarios

Llega el verano.
Dejan de salir novedades; la rutina aburre, y conviene cambiar de aires.
Y con él llegan mis pequeñas elucubraciones, a las que llamo Tinto de verano.
Aquí va la primera. Que os guste.
Viene cada tres o cuatro meses. A veces pasa medio año entre una y otra visita, pero nunca más. Me pregunta todas las veces por un libro que ya no existe. Siempre el mismo. Y siempre le respondo de igual manera: “No, no lo tengo. Y va a ser difícil que lo encuentres. Está descatalogado”. Al principio le explicaba algo más. Que al ser un título que no es muy popular lo normal es que nunca más se vuelva a editar. Que los libros se reimprimen y ponen en el mercado si las editoriales piensan que aún les queda algo de vida, cuando piensan que todavía hay bastantes lectores como para que resulte rentable volver a editarlos. Que si no, esas obras desaparecen de las librerías. Y muchas más cosas. Pero ya me he cansado de detallarle todo ello. La razón de su insistencia es que una vez cayó en sus manos ese libro, el que tanto busca, que lo leyó y se quedó atrapada con él. Que lo lee cada dos por tres y no lee ningún otro. Y que siempre lo regala a sus amigos. Pero ya lleva un cierto tiempo, unos años, que no lo encuentra. Y por eso recorre todas las librerías que le salen al paso preguntando por él. Desde entonces no ha leído otra obra. Ni piensa leer ninguna otra. “Los libros, como las personas, nacen, crecen (en el interior de cada uno) y muchas veces envejecen (alguna vez incluso bien), para acabar muriendo”, eso es algo que suelo decir a muchos de los clientes que se acercan por mi librería interesándose por alguna obra desaparecida. Y que le solté en su día a la misteriosa chica. “Y al igual que con los familiares que perdemos, nunca más vuelven a la vida. Por eso los extrañamos y los queremos en sumo grado. Porque les echamos en falta. Y su recuerdo nos emociona y reconforta. Pero hemos de hacernos a la idea del no retorno de ninguno de ellos. Hemos de hacernos a la idea de una vida con sus ausencias”. La chica me mira como si le hablara un loco. “Pero yo, desde que leí ese libro, no he vuelto a leer ningún otro. Por eso lo busco. Para que mis amigos lo lean y sientan lo mismo que yo sentí”. Me entristece. No sabes lo que te pierdes, pienso, aunque no le digo. Y no le vuelvo a comentar nada. Me pone una sonrisa agridulce y junto a mi silencio se va despacio hacia la puerta, y al poco desaparece. Sé que volverá, una y otra vez, siempre a por el mismo libro, siempre con la misma historia. Y yo sé que le responderé con las mismas palabras, con el mismo gesto. Con la misma tristeza que se siente ante una persona que no es consciente de su inmensa soledad.


3 respuestas hasta ahora.

  1. emillan dice:

    Me parece una historia muy bonita…y triste, como todas esas historias de amor acabadas que nos resistimos a olvidar…y cuyo recuerdo nos persigue durante años..
    Me encantaría conocer el título del libro….pues quizás yo haya tenido la suerte de leerlo…y quien sabe si de enamorarme también de él….

    • Javier dice:

      Gracias, Eduardo. La anécdota está basada en un hecho real pero, para preservar a mi esporádica cliente, no voy a decir el libro por el que suele preguntar. Quizás en la librería…

  2. Mari Jose dice:

    Qué bonito, Javier. Espero con impaciencia los próximos.