Hace ya tiempo, y gracias a mi amigo David que trabaja en el Museo Thyssen-Bornemisza, tuve ocasión de conocer que en los bajos del edificio había una exposición de un pintor, no tan mundialmente conocido como cualquiera de los que atraen a miles de visitantes, y que quizás pasase inadvertida. El hecho que a la vez haya una muestra de arte con el nombre de Eros hace que la gente se decante por esta última sin una razón consistente que indique que tenga más categoría que la preciosa muestra de óleos de Fantin-Latour.
Y es que, ya sólo al entrar en la muestra en los bajos y empezar a caminar entre los autorretratos del autor, notamos que esta colección es algo diferente. Sus retratos de mujeres -nunca he visto una colección tan bella de retratos que dé tanta calma-, todas ellas leyendo libros u oyendo las lecturas de su amiga o familiar, los cuadros de amigos artistas -impresionante ese cuadro de Mr y Mrs Edwards de la Tate Gallery en el que se salen los cabellos y la barba de él, o el increíble retrato de hombre en escorzo-, las rosas tardías ya a punto de marchitar -con unos pétalos que se salen del cuadro y unos colores increíbles-, todo ello es espectacular. Pero sin duda algo que no creí ver en ningún otro pintor es la capacidad de crear bodegones con frutas partidas, desgajadas, con los huesos a la luz, al lado de jarrones de flores indescriptibles y con unos detalles imposibles de plasmar: las telas que acompañan estos motivos, en forma de tapetes o manteles, y el agua de los jarrones. Un agua que es transparente, pero que a pesar de ello lleva dentro de sí la perfecta refracción de todo aquello que la rodea, con unas transparencias y reflejos que nos dejan pasmados. Y es que uno, al acabar de recorrer la exposición, vuelve a ella.
Bella, bellísima y perfecta. Hace tiempo que no veo una muestra tan bien montada y tan preciosista sobre un pintor injustamente olvidado en las grandes galerías y del que hace años no se mostraba una colección tan completa. Setenta cuadros entre óleos y grabados que son setenta razones para no perdérsela.
Desde el 29 de septiembre de 2009 al 10 de enero de 2010
Más información: www.museothyssen.org
